lunes, 16 de junio de 2008

Pues sí, soy yo



Vale, me estoy poniendo pesado con las fotos, pero es que no tengo ganas de dibujar. Además, hoy he hecho algo nuevo. He ido andando con la cámara en la mano a la altura del muslo y haciendo fotos sin mirar. En una de ellas he salido yo, al menos mi sombra, a esas horas de la tarde en que el sol molesta la vista antes de empezar a esconderse y las sombras se alargan (de ahí esas piernas, yo no las tengo tan largas).
La mayoría han salido borrosas, del resto la mitad no tienen ningún interés, pero algunas me gustan.



Y digo yo, si ha sido casual ¿la foto es mía? si después la retoco, la encuadro, la filtro ¿pierde valor?.
Bueno, alguna la he hecho mirando por la pantalla, al menos ésta (¡hay que ver lo que me gustan las casas desvencijadas!) es mía.



Hay otras con personas, pero cuando las he descargado he visto que todas eran de mujeres. Estoy peor.

martes, 10 de junio de 2008

Coincidencias

Coincidencia.
1. f. Acción y efecto de coincidir.

Coincidir.
1. intr. Dicho de una cosa: Convenir con otra, ser conforme con ella.
2. intr. Dicho de dos o más cosas: Ocurrir a un mismo tiempo, convenir en el modo, ocasión u otras circunstancias.
3. intr. Dicho de una cosa: Ajustarse con otra, confundirse con ella, ya por superposición, ya por otro medio cualquiera.
4. intr. Dicho de dos o más personas: Concurrir simultáneamente en un mismo lugar.
5. intr. Dicho de dos o más personas: Estar de acuerdo en una idea, opinión o parecer sobre algo.

Ni de coña, 'coincidencia' es cuando el corazón se acelera, el vello se eriza, el estómago cosquillea, porque estás en el lugar adecuado en el momento justo (que me perdone Santa Rae).

Coincidencia es ir andando y ver un billete de cinco euros en el suelo, como el otro día, justo en mi camino. Un momento espectacular, ese mirar el billete desde cierta distancia y mirar luego alrededor, ese agacharse sin detenerse y cogerlo (capacidad gimnástica que desconocía en mí). Ese seguir andando imperturbable, mientras tanteo el billete en el bolsillo porque al primer contacto me pareció que el papel era demasiado fino y podía ser falso.
Sobre todo ese soltarlo luego con la sensación de que estaba timando a alguien.

Coincidencia es hablar sobre un cómic con un amigo y, al día siguiente, ir a una tienda que ha cambiado de domicilio (por cierto, me gusta el nuevo sitio, es aún más librería que antes). Y al terminar de rebuscar verlo en el mostrador. Preguntar por él y escuchar la palabra 'descatalogado'. No hay nada más interesante que algo descatalogado, no sé por qué, total hay muchas cosas que no están en un catálogo, yo el primero. Y después saber que en ese momento alguien se lo está vendiendo a la tienda, y esperar, escondido en la parte de atrás curioseando cosas (¡qué decepción el Camelot 2000 de Bolland!). Y que me llegue el de la tienda, me lo ponga delante y me diga el precio.
El precio es lo de menos, ese momento no tiene precio. Y mira que no tengo Master Card.
El Corben es mío.



Sí, la publicidad subliminal, también.

Pasear con la vista

El sábado batí mi propio récord. A alguno se lo he dicho y seguramente ya esté hasta pesado, pero ir desde donde vivo hasta Huelin...



... y volver no es ninguna tontería (creo). Me gusta pasear, escuchando música, mirando las calles, la gente. A menudo se me ocurren historias (como el otro día, pero ya la contaré con dibujos de por medio) o, simplemente, escapo de mí mismo durante un rato y fumo menos. Y además me llevé la cámara. Es curioso cómo cuando hago fotos en la calle la gente primero me mira a mí y luego intenta ver qué estoy fotografiando, como si se estuviesen perdiendo algo. Si supieran. Casi siempre simplemente miro y, si me gusta lo que veo, hago 'click'. Casi nunca la foto refleja lo que veía, suerte que existe el Photoshop para retocar el encuadre, el color, la nitidez...
Supongo que siempre hay una primera vez, pero el sábado fue la primera vez que fotografié una persona a cosa hecha. Y no fue la vieja que esperaba en el semáforo con el andador y postura de salir lanzada como Speedey González, fue una mujer que salió de un portal casi delante mía y me cautivó por su forma de andar.
Para mí la forma de moverse es importante, creo que depende del esqueleto, que es lo que cuenta, lo que luego cuelgue de él es accesorio. Cuando se me ocurrió fotografiarla ya estaba lejos.



La condenada corría tela. Es una característica que tiende a ponerla en la lista (larga) de personas prescindibles, demasiado esfuerzo.
Aparte de eso hice unas cuantas fotos de rincones de Málaga que están ahí, pero resultan poco identificables.
El camino de baldosas amarillas de Dorothy (bueno, el anticamino, porque lo amarillo no eran las baldosas).



Una imagen que me recordó a mi infancia y que pasé a sepia casi sin pensar.



Y una pared de un amarillo casi insultante.



Y muchas otras, que cuando descargué en mi ordenador no terminaron de gustarme.
El que acierte la localización de alguna se lleva un premio.

viernes, 6 de junio de 2008

Calma chicha



Momentos en que funciono a base de empujones.