jueves, 26 de julio de 2007

Vuelta al cole


Esto se acaba. Y mira que se veía venir desde un principio, pero me ha pillado a traición: el miércoles que viene vuelvo al curro, ya no puedo contar lo que me queda por semanas.

Tengo una sensación entre pereza, pánico, rencor y angustia, pero angustia de la de náusea. Lo del rencor es porque no me ha tocado la Primitiva, claro, porque total ¿qué trabajo le costaba a la suerte elegirme a mí?

Pero bueno, hay que ser positivo y saber ver las ventajas en la adversidad. De entrada tener depresión postvacacional antes de que se acaben las vacaciones significa que volveré al tajo alegre y sonriente como un enanito corriendo por la hierba sin calzoncillos (seguramente no).

Y por otro lado el final de la vagancia significa poder obligarme de nuevo a dibujar.

Para entrar en calor (sin dobles sentidos) he decidido comenzar con algo que disfruto haciendo: desnudos, claro, femeninos, no voy a cambiar a estas alturas. Al menos sigo sabiendo coger el lápiz y consigo despistar como para que quede aparente.

Lo de dibujar desnudos no es tanto por ver cacho, aunque algo de eso haya. Es más bien una fijación de juventud, desde siempre me ha atraído ese contraste de la piel femenina entre la redondez del bulto y la dureza de los pliegues, entre la suavidad de las sombras propias y la oscuridad de las proyectadas. El que dibuje me entenderá, el que no que se la machaque.

Que putada, siempre tengo un 'pero', que no consiga hacer estas cosas dibujando del natural.

martes, 24 de julio de 2007

Cuestión de clases

Aún no termino de comprender cómo se puede llevar tan mal un asunto tan sencillo.
Por una parte: todo el mundo debería tener derecho a estar protegido frente a insultos, usos de su imagen, humillaciones, cachondeos varios y todas esas acciones que pese a no ser agresiones físicas pueden llegar a joder bastante. Y digo 'estar protegido' porque pensar que el nivel de educación de la sociedad llegará a un punto en que ese derecho sea invulnerable es una utopía.
Por otra parte: todo el mundo debería tener derecho a expresar lo que le dé la gana.
Y si en algún momento el derecho de expresarse de una persona choca con el de respeto de otra para eso están las denuncias, los jueces y todas esas cosas.
Sí, todo esto es de Perogrullo, yo también pensaba que hacía años que estaba claro pero veo que, para variar, la realidad se empeña en romperme los esquemas.
Me refiero a la famosa portada de 'El Jueves' de la edición que ha sido secuestrada y que, a pesar de las amenazas, se publica en medio Internet, incluido El País (no, no la voy a poner, total ya la ha visto todo el mundo).
Cuando me enteré de la retirada de los quioscos no me lo podía creer, pensé que esa forma de actuar había sido enterrada en el Valle de los Caídos hacía algún tiempo. Después al verla mi primera impresión fue: se han pasado. Y sí, me hizo gracia, pero creo que me hubiese hecho la misma si se hubiese tratado de una manera menos humillante (o quizás no, pero esa es una duda que ya no podrá resolverse nunca).
Y no es porque sea príncipe, pensaría lo mismo si se estuviesen cachondeado del vecino de enfrente. A saber lo que pasaría por la cabeza de cualquiera que se reconociera en esa portada expuesta en todos los quioscos de España.
Pero bueno, si el principito se ofende que denuncie a los autores y ya está. Que se espere un par de años a que su caso llegue a los tribunales y que pida una indemnización para construirse un anexo al chalet.
Lo que ya no me parece normal es que un mecanismo del Estado salte y emita juicios, secuestre publicaciones y amenace al personal. No lo hizo en su día cuando salió la Pataky con las tetas al aire (por suerte) ni lo hará cuando la vecina de abajo le grite a su pareja diciendo que es un hijo de puta de forma que lo pueda escuchar todo el bloque.
No es una cuestión de decidir si publicar esa ilustración estuvo mal, que lo estuvo, ni de decidir si la actuación del juez fue abusiva, que lo fue. La cuestión es que una represión estatal en defensa del 'honor' de una clase en particular suena a viejo, resulta chocante y, cuanto menos, preocupante.
A saber lo que hubiese hecho ese juez de haber sabido que en las monedas de 500 pesetas podían verse las tetas de la reina.

martes, 17 de julio de 2007

Matando el tiempo


Creo que estoy pasando por una de esas rachas en que el tiempo se detiene, en que todos los días parecen el mismo, como en la película aquella.

Tanta euforia vacacional, tanto proyecto, tantas ganas y ahora que he llegado al ecuador miro hacia atrás y nada de nada. Lo peor es que miro hacia adelante y sólo espero que los días pasen despacio, a ser posible tumbado.

Y la cosa es que he ido a la playa, pero poco. He dibujado, casi nada. He escrito, menos aún. He leído, cinco minutos al día antes de quedarme frito. Qué pereza.

Supongo que en realidad para eso están las vacaciones, para descansar no tanto de las tareas como de las obligaciones.

Mientras tanto a matar el tiempo, siestas de hora y media, cenas en terracitas, horas muertas haciendo sudokus, ratillos de guitarra.

Tampoco se está tan mal, podría llegar a acostumbrarme.

Cachis no, que sólo me quedan 15 días.

jueves, 12 de julio de 2007

Paseítos


Desde hace ya algunos meses me dedico a dar paseos largos de esos de viejecillo, sin forzar la máquina, escuchando música y mirando de vez en cuando a mi alrededor. Con el tiempo me he acostumbrado a tres o cuatro recorridos: el corto, el normal, el normal menos normal y el largo-de-cojones-ahora-cómo-vuelvo, y de tanto hacerlos llegas a reconocer algunas caras y, lo que es peor, algunas caras te miran como si te reconocieran.

De vez en cuando me cruzo con alguno que también va con los cascos puestos y andando como si no tuviese prisa y me digo 'este es de los míos'. Incluso a veces me encuentro con alguna maciza, pero pienso otras cosas.

Total, que el otro día además del móvil y el tabaco me llevé mi supercámara de 2 megapíxeles que no cabe en ningún bolsillo y me puse a hacer fotos del río tan estupendo que parte Málaga por la mitad. Qué cosa más horrorosa, no sé si es peor la parte salvaje postnuclear en torno a la Goleta o la parte hormigonera industrial que comienza en Mármoles.

Al menos aproveché para hacer una serie desde el mismo sitio y montar una panorámica, que tenía ganas de probarlo. Sé que hay formas de hacerlo medio automáticamente pero yo lo he hecho a mano, que para eso crecí usando escuadra y cartabón.

Eso sí, el pajaro siguiendo el cauce (seco) del río me gusta.

sábado, 7 de julio de 2007

Hoy es el día


Supongo que no soy nada original al decir que me gusta el número '7' (bueno, en realidad me gusta más el 17).

Resulta que hoy es 7 del 7 del 7 y aunque lo de las fechas especiales en plan 'martes 13' y cosas así me la trae bastante floja la fecha de hoy me ha parecido bonita. De esas fechas en que te dices 'tengo que hacer algo importante', más que porque el día sea especial porque después te resultará fácil recordar cuándo pasó.

Además que la próxima de este tipo será el 7 del 7 del 77. No creo que llegue (espero que no por el bien de la Humanidad).

Vamos, que hoy es un buen día para poner la segunda entrega de Cough. La primera crítuca ha sido nefasta (ha sido antes de colgarla), disimularé y pensaré que el crítico no tenía criterio.

jueves, 5 de julio de 2007

¿Dónde están los míos?

Hay gente que comienza a ir a la playa en Semana Santa (o antes). Supongo que debe de haber de todo, la obsesión-compulsiva-playera no es una enfermedad tan grave al fin y al cabo. Yo soy más de empezar en junio/julio, lo normal en una persona decente vamos, o eso creía.
El martes pisé por primera vez la arena, si es que se puede llamar arena a esa cosa terrosa que bordea las playas de Pedregalejo y que te deja los pies negros como el carbón. Y allí estaba yo con mi moreno albañil, el flotador injertao cervecero y el aspecto gelatinoso de los que no hemos entrado en un gimnasio ni para preguntar la hora.
Estadísticamente entre los cientos de personas que había en la playa debería haber habido más de uno (y de dos) en mis mismas condiciones, pero no. Todo el mundo estaba moreno, a nadie le temblaban las carnes al andar, nadie aprovechaba que los de su alrededor mirasen un parapente a motor para darse la vuelta en la toalla y que no se notara que la barriga conseguía contacto con el suelo cinco minutos antes que el resto del cuerpo.
Y sé que existir existen, los he visto por la calle. ¿Es que no van a la playa? ¡Hermanos! ¡Desinhibíos! ¡Tomemos las costas! ¡Llenemos las playas de flanes humanos! (más que nada porque si somos muchos yo llamaré menos la atención). Recordad que es la única época del año en que podemos coger cacho visualmente sin pagar (si ya sé, desde los chiringuitos también se puede, pero están más lejos y los prismáticos cantan un huevo).
PD. Esta vez no pongo fotos por si a alguien se le ocurre leer blogs mientras come.