martes, 24 de febrero de 2009

Necesidades

Dicen por ahí que el ejercicio genera endorfinas. Sobre ejercicio tengo una idea pobre, sobre las endorfinas una idea inexistente.
El otro día (sábado para más señas) me di una vuelta.



Tardé un par de horas o así, escuchando música y rumiando. La música era estupenda, total, para eso me la he cargado en el reproductor. Lo demás regular. Pero me fijé en varios rinconcitos que estarían bien como fondos para contar alguna historia. También pensé en la historia, pero seguramente nunca vea la luz, para variar. Al volver a casa me puse a trazar el recorrido en Google Maps (aburrimiento donde los haya) y calculé que había andado ¡ocho kilómetros y medio! ¡Para llegar a mi casa! ¡Pero si ya estaba en ella!
Al día siguiente salí a intentar recoger algunos de esos sitios bajo un sol estupendo.




No sé que quería decir con todo esto.

martes, 17 de febrero de 2009

Nervios


De pie, mirando sin ver, un cigarrillo ¿otro? ¿dónde está el anterior?
Echo a andar, recorro kilómetros sin salir del salón. La tele está encendida, tiene vida propia, una vida que no comparto pero al menos rompe el silencio. Silencio ya tengo, no lo necesito.
Me siento, me levanto ¿he llegado a sentarme?
No estoy acostumbrado a verme así, no es que no lo haya estado antes, pero no me acostumbro.
El suelo apenas me sostiene, el vértigo, la náusea, miro adelante y se confunde el espacio y el tiempo, ambos desconocidos.
El mundo se mueve y me arrastra con él, la única manera de detenerlo es moverse en otro sentido. Movimiento, algo tan relativo, tan inusual.
El mundo se mueve. Habrá que conducirlo.

domingo, 8 de febrero de 2009

Mi primera vez

El que espere leer temas escabrosos en esta entrada, ciertamente se aburre.
Hoy me he tirado al monte (sin dobles sentidos). Y no, no es la primera vez, ya he contando el tema de la incompatibilidad entre el campo y mis pulmones. Hoy ha sido mejor, seguramente porque la ruta era para viejecillos o porque estoy en mejor forma, lo del cartel del Incerso me hace dudar.
El sitio es bonito.



Con piedras, árboles, sin semáforos, vamos, lo que es un campo. Es curioso como cambia la mentalidad cuando cambia el escenario. En un ruta de hora y algo nos hemos cruzado con, no sé, veinte personas o así y he pensado 'esto está abarrotado'. Seguramente me cruzo con más en un minuto parado en el portal de casa.
Pero el caso es que al rato de tirar para arriba han comenzado las primeras señales.



Y poco después, casi de improviso...



Sí, es la primera vez que estoy en la nieve. Una tontería como otra cualquiera, hay tantas cosas que no he hecho, pero ésta ha estado bien. Es verdad que siempre me la había imaginado de otra manera, más suave, más en plan peli, y al final es exactamente igual que la que se pega a la bolsa de croquetas que tengo en el congelador.
Bueno, es diferente. La del campo me daba casi penilla pisarla, aunque bueno... la de las croquetas también.
Si es que al final novedad, lo que se dice novedad...

martes, 3 de febrero de 2009

Deberes

Tan pocas cosas que contar, tantos días sin escribir, el encefalograma más plano que... ni siquiera se me ocurre la comparación.
Habrá que quemar cartuchos para que esto siga un poco vivo.
Hace tiempo que lo encontré y dudaba entre ponerlo aquí o no, por eso del anonimato y esas cosas, pero bueno, el que sepa de qué va ya sabe lo que tiene que saber y el que no... no lo necesita.


Por supuesto es fruto de horas de aburrimiento delante de un monitor. Internet empieza a ser demasiado grande, demasiado complejo, hay casi de todo. Quizás llegue el día en que sea tan complejo que albergue cualquier cosa que sea posible: una foto del asesino de Kennedy, los números de la Primitiva de la semana que viene, la fórmula de la Coca-Cola...
¡Bah! Tonterías. Una cantidad infinita de información necesita una cantidad infinita de materia para almacenarla.